AL ESTE DE LA MELANCOLÍA
Levanto mis ojos a los montes: ¿Quién me mirará? Tú me mirarás. No permitirás que resbale mi pie. Tu dulce rostro que no duerme, me guardará bajo el amparo de su sombra, la sombra que está a mi derecha, al este de tu blanca e interminable extensión
I
El éxtasis está al este de la melancolía
II
Mi
cuerpo sueña
Con tu rostro
Con el vuelo de las aves primerizas
Con el jardín al este del Edén
El centro me atrapa, me condena
La luz arrebatada de ese árbol
Viajas
por la irrealidad de un río que renace
Y te olvidas del latido de su corazón
Ella que aún mece la imagen más hermosa
Desde
el fuego antiguo se produce un sonido
Escucho mi corazón en mi corazón
III
Esta
voz de adentro
Que termina su proyección en el borde
Como concluye la espuma
Es
el drama de un cielo alcanzable
A la mirada
Mas
son las manos y el amor los que te tocan
Los que te palpan
Para levantar este muro de fortalezas
Con el poder y la movilidad de las aguas
IV
Necesidad
de levantarla
De entender y amar al desamparo
Porque respirar es un acto de amor
Entonces
eres tú quien me toca
Quien me arropa
Quien me diluye
Con esa fuerza que otorga tu incomprensible
Absoluta libertad
V
Un círculo intensamente rojo
Entre el adentro y el afuera
¿Cómo entenderlo?
El anhelo que se ha formado
Y transformado a la intemperie
Hermano de una puerta abandonada
El miedo al desamparo
Y todos los retornos
Aquello que me impulsa a tener
Estos encuentros con la luz
VI
Ella
mostraba toda las verdades
En el interior de un fruto
Transfigurada por una voz interior
Estado del fuego antiguo y olvidado
Que permite vincularse con una roca sobreviviente
Del viento, de la sal
Estar despierta y lúcida en el medio del jardín
Para darse
Para entregarse
VII
La
tristeza y la alegría se mezclan
Como la lluvia que desciende sobre el río
Yo me ahondo en ti cuando te
ahondas
Si
la melancolía fuera solo una tenue luz
Casi oscura como el claro de la luna
La
sustancia de tu llanto es un fuego silencioso
Que no te deja ver lo que hay más allá de ti
Que te inmoviliza en la luz
En
el centro de la noche la silueta de un ave
Canta una plegaria
-No
te mueras
No te mueras dentro de mí
VIII
Algo
me constriñe
Me impide llegar al fondo de mí mismo
Porque la luz no se ve en la luz
Mis ojos que me miran a los ojos
Mirar
con otros ojos
Espejos del alma
IX
Ella
se aleja en la corriente
Sobre el silencio más abierto
Flor
que se agita levemente
Sobre la extensión de la herida
Desde
el fondo
Las aguas siguen murmurando
Pero yo no les respondo
Ella dejaría de existir
Si yo pronunciara su nombre
IX
Te
llamo desde un silencio sobrenatural
A ti que no tienes nombre
Una cicatriz arde en mi frente
Desciendo
por esta elevación
Escucho por primera vez
Los sonidos del llanto
Me
entrego mansamente
Soy apenas un relámpago en tu luz
Lejos de tu vientre
El
cordón que me sujeta a ti
Es un río por donde me desprendo
Como un fruto de la rama
Voy
de lo visible a lo invisible
Hágase en mí tu voluntad
X
En
el centro de la melancolía
Está tu árbol
Abro los ojos para perderte
Ella
no tiene la culpa de su florecer
Ni de su desprenderse de la rama
Extensión
que persiste en el aire
Rama que recuerda a la flor
En la dulzura de sus frutos
XI
Nunc dimittis
Yo
la sueño en el jardín
Una realidad más contundente
Tu blancura inclinada en la sombra
Esperando la rasgadura en estado de inocencia
Tu pétalo interno en extremo delicado
Que te separa del fruto
Yo
muerdo la luz
En el corazón de la manzana
El
dolor en el umbral de su abertura
La hace aún más inocente
XII
Tu
tenue velo apenas visible
Que nos sostiene
Que nos salva
Una
mejilla en la sombra
La melancolía de tu árbol
En el centro de la belleza
Gota
pequeña de inocencia
Que ilumina otro amor más permanente
Y mi cabeza en el borde de tu misericordia
Yo
me diluyo
Luego regreso
Con ese secreto
XIII
Hay
un jardín en mi corazón
Que palpita por ti desde el oriente
La
melancolía de los frutos
Sobre los labios
Persigo
los amaneceres
Al otro extremo de tu canto
Me
pierdo en las ondas del agua
¿Podrán sus Reflejos detenerme en la orilla?
El
corazón de tu perla está en el fondo
Yo me sumerjo con la pasión de la fe
En tu Gracia
En tu Gracia Plena
XIV
Tú
recorres el camino sagrado
Te haces puro en las aguas de los cuatro ríos
Que te rodean
Tu
virilidad te hace soportar el pie sobre la tierra
Pero es el viento quien te da la permanencia
Al
este de tu corazón
La promesa del eterno retorno
De tu regreso
XV
Ella
me sueña en el jardín
Y yo, doblegándome en su sueño
Me
entrego a ti
Regreso a ti consoladora
La que escucha
Para
llegar a tu luz
Mi amor se fertiliza desde tu tierra negra
Rojo,
todo rojo
Hasta la levedad es roja
Tiempo de verano
Verano en el cielo
Verano en la tierra
Verano en el alma